


Corría el año 1960 cuando el presidente Mao Zedong anunció que se iba a dar inicio una nueva revolución —la revolución cultural proletaria— cuya finalidad sería la de acabar con los denominados “cuatro viejos”: las viejas costumbres, los viejos hábitos, la vieja cultura y los viejos modos de pensar. Para muchos, aquel anuncio constituía una buena nueva que debía ser proclamada de manera inmediata a los cuatros vientos. Sin embargo, la realidad resultaba mucho más compleja y, sobre todo, siniestra. Lo que, en apariencia, era un intento de profundizar en las metas revolucionarias del Partido comunista chino, en realidad, era una espesa cortina de humo y sangre para ocultar una encarnizada lucha por el poder.
El fracaso del denominado Gran salto adelante incluso abrió el camino hacia el poder a personajes como Liu Shaoqi y Deng Xiaoping que pretendían mejorar la gestión económica y evitar así el colapso de un sistema que no podía aspirar a perpetuarse sólo mediante la represión más descarnada. El aumento de poder de los citados dignatarios fue interpretado por Mao —seguramente con razón— como una amenaza para su posición personal. Para evitar el verse relegado a un plano secundario y quizá sólo decorativo, Mao acusó a sus rivales de revisionistas, apeló fundamentalmente a los elementos más jóvenes del partido e intentó controlar de manera muy especial el poder en las fuerzas armadas. Iniciada en Shanghai, la revolución cultural proletaria se extendió rápidamente a Pekín siendo el primer represaliado Luo Ruiqing, jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación. De la caída de Luo, se benefició Lin Biao, ministro de Defensa, y, muy especialmente, Mao que, al asegurarse el control militar, contaba con todas las bazas en sus manos.
En octubre de aquel mismo año apareció el famoso Libro Rojo, pronto traducido a decenas de lenguas, donde se recogía mediante una selección de citas el pensamiento político de Mao. A partir de ese momento en especial, Mao recurrió al uso masivo del terror llevado a cabo fundamentalmente por los guardias rojos. Éstos, en su mayoría extremadamente jóvenes, comenzaron no sólo a criticar sino también a delatar y agredir a maestros, educadores y padres.
Cuan se dio la impresion de que el regimen comunista estaba apunto de colapsarse despues de que miles de personas que murieron en enfrentamientos produjo un cambio de rumbo de la revolucion cultural cuano al norte de china hubo un conflicto froterizo con la URSS,mientras que Estados Unidos libraba la guerra de vietnam, donde el temor crecia por la dificil situacion internacional se sumara al caos interno, Mao decidio dar por concluida la revolucion cultural.
En abril de 1969, el Partido Comunista Chino procedió a celebrar su IX Congreso. En él se anunció que había terminado la revolución cultural proletaria
César Vidal.